Carbón y petróleo, combustibles fósiles no renovables

Los combustibles fósiles entran dentro de la clasificación de los recursos no renovables. Aunque en el interior de la Tierra los procesos que dieron lugar a la formación de carbón, petróleo o gas continúan en la actualidad, el tiempo necesario para que esos recursos se transformen en materiales susceptibles de ser explotados, se contabiliza en millones de años. Para que nos hagamos una idea, el carbón más moderno que estamos explotando en nuestra comunidad procede de las cuencas terciarias (As Pontes y Meirama, principalmente) que reflejan una edad de alrededor de los 22 millones de años. No obstante, en la comunidad vecina, Asturias, las minas de carbón extraen el mineral procedente de los depósitos de la edad carbonífera (hace unos 300 millones de años).

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El nombre de "combustibles fósiles" hace referencia a que son el resultado de la evolución de los residuos de materia orgánica de diferente origen (animal o vegetal). Esta materia orgánica está presente en las rocas sedimentarias en distintas proporciones. Los principales combustibles fósiles utilizados son el carbón, el petróleo y el gas natural. Además, dentro de este grupo hay que incluir la turba, las pizarras bituminosas, las arenas asfálticas y los crudos pesados. Los procesos por los que esta materia orgánica tiene que atravesar hasta transformarse en combustible implican pérdida de agua, reducción del contenido en oxígeno y nitrógeno y enriquecimiento en carbono e hidrógeno.

Para entender estas consecuencias y su naturaleza no renovable, debemos conocer bien las circunstancias de su origen y formación.