Nuestra responsabilidad en el consumo

Está claro que nosotros tenemos mucho que ver en el consumo de energía, ya que la empleamos en grandes cantidades en nuestros hogares, en el lugar donde estudiamos o trabajamos, etc. (El consumo doméstico supone el 10%); empleamos el transporte para desplazarnos de un lugar a otro, consumimos productos que requirieron transportes a lo largo de la cadena de producción; y además, precisamos de una intensa actividad industrial que nos suministre todo aquello que nos rodea y todo aquello que consumimos. Pero ... ¿consumimos sólo lo que nos hace realmente falta?

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Básicamente, consumimos para dar respuesta a una necesitad, que puede ser física, psicológica, de pertenencia, de distinción, etc. al conseguir eso que precisamos, nos sentimos mejor, es decir, consumimos para ser más felices. El problema es que no somos objetivos, y el que nos percibimos como necesidades viene manipulado por múltiples factores. Entre ellos, cabe destacar la mercadotecnia, que no busca otra cosa que el mayor consumo posible de un determinado tipo de productos para que así los beneficios de las empresas continúen aumentando.

Estamos, por lo tanto, inmersas e inmersos en una sociedad en la que a través de la publicidad las empresas nos hacen creer que tenemos una serie de necesidades, y adquirimos gran cantidad de productos para así sentirnos más felices por haber cubierto esas necesidades, que desde un principio no eran reales. Y de forma complementaria, estas empresas llevan a cabo procesos de producción que, con el objetivo de abaratar costes, causan un gran impacto en medio natural y uno malgaste de energía totalmente insostenible a medio-largo plazo, al que nosotros contribuimos consumiendo cada vez más y de forma más incontrolada.

Es difícil cambiar nuestra sociedad y nuestros hábitos, pero podemos comenzar por cambiar nuestra conducta consumiendo sólo lo que nos hace realmente falta. Tratemos de pensar por nosotros mismos y que ellos no se nos deje llevar por modas, tendencias e inercia que nada tienen que ver con nuestra felicidad. En el capítulo siguiente veremos más al por menor qué podemos hacer para no malgastar energía y ser consumidores y consumidoras responsables.

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